Presencia en Perú
Primera Expedición a América Latina
Es una maravillosa Crónica, mecanografiada e iniciada el 25 de agosto de 1927, nuestras viajeras relatan todos los acontecimientos de esta primera expedición al Cuzco. Después, siguen contando mil detalles de sus primeras impresiones hasta el 31 de diciembre de 1946. De ella extraemos lo siguiente:
- Desde el año 1925 los Padres Mercedarios del Perú, deseando que la Orden predilecta de María se extendiera más y más por América Latina, instaban a nuestras Superioras para que fundaran en aquella República.
- El día 12 de octubre de 1926 el Consejo General aceptó la fundación que bajo la protección del gobierno, se nos proponía en la antigua ciudad del Cuzco. Poco después nuestra Rvma. Madre General comunicaba, por medio de un cablegrama, que en enero embarcarían cuatro Religiosas.
- ¿Cuáles serían las elegidas por el Señor para esta misión? El día 1 de enero se despejó la incógnita, Madre General dijo que las destinadas eran:
- Rvda. M. Ma de la Cruz SIMÓN
- Rosa de Jesús QUER
- Ángeles de la Sagrada Familia LORENZO
- Rosario LORENZO

Unos días antes de la partida, considerando la delicada salud de la M. Ma de la Cruz y que su estancia en Cuzco podía perjudicarle, la M. General determinó sustituirla por la M. Mercedes CALLOL.
Llegó el día de partir, a las 8 de la mañana se celebró la Santa Misa, asistieron el Colegio en pleno y no pocas personas amigas de la casa…
Después pasamos al refectorio, por última vez, nos sentamos a la mesa de la Casa Madre. ¡Que asueto más triste y alegre a la vez! El tiempo corría, los autos estaban aguardando, era preciso partir. La Comunidad nos acompañó hasta la puerta para abrazarnos por última vez: nos acompañaron hasta el puerto la M. General, Ma de las Nieves Moulain, Madres Consejeras, Madre Maestra y M. Prefecta…
El vapor Buenos Aires estaba esperando, él debía conducirnos a nuestro destino…, al poco rato levantó anclas y comenzó a alejarse… entonces elevamos los ojos al cielo y ¡qué consuelo!, divisamos la imagen de Ntra. Sma. Madre que se levanta majestuosa en la cúpula de su Basílica en actitud de proteger con amor a su ciudad predilecta. Nuestros corazones le pidieron su maternal bendición…
Después de 35 días de feliz travesía, no exenta de molestias y de graciosos episodios, desembarcamos en el Puerto del Callao siendo recibidas por el P. Alberto Escaler, Provincial de la Orden Mercedaria y por el P. Carlos Cobo, promotor y alma de la fundación… fuimos conducidas al Colegio de las RR. De los Sagrados Corazones donde nos hospedaron con cariño y religiosa caridad.
- El día 12 de Marzo los PP. Mercedarios deseosos de que las recién llegadas visitaran el Monasterio de Mercedarias Descalzas y que las dos Comunidades se conocieran y comunicaran, pidieron al Sr. Arzobispo de Lima el correspondiente permiso para entrar en la clausura… en efecto las Misioneras tuvieron la satisfacción de abrazar a sus hermanas contemplativas las cuales con amabilidad suma les hicieron recorrer las diversas dependencias del Monasterio y la espaciosa huerta”.
¿Podían imaginarse las recién llegadas que, al paso de los míos, ese Monasterio que con admiración visitaban, formaría parte del Instituto de Religiosas Mercedarias Misioneras de Barcelona?
- El 17 de Marzo embarcamos nuevamente con dirección al puerto de Mollendo… la tarde del día de San José salimos de Mollendo para llegar por la noche a la Ciudad Blanca, Arequipa. Nos esperaban el P. Comendador de la Comunidad Mercedaria del Cuzco y un grupo de miembros de la Tercera Orden de la Merced. Al descender del tren recibimos una lluvia de flores y abrazos que nos sorprendió y llenó de confusión sobre todo a nuestra M. Comendadora, la cual procuraba escapar de una tan grande manifestación de simpatía. Nos hospedamos en el Colegio de los SS. Corazones, cuya comunidad, al igual que la de Lima, nos prodigó toda clase de atenciones y cuidados…
- Día 24 de marzo, dejamos Arequipa y acompañadas por el P. José Baca, Comendador del Cuzco proseguimos nuestra ascensión. El viaje duró nueve horas, nos llamó poderosamente la atención los venados, las llamas y las vicuñas que trepaban por aquellos imponentes cerros…Sin mayores dificultades llegamos a Juliaca, moderna población situada a 4.000 m sobre el nivel del mar, en la estación nos esperaba la familia Soto, que nos alojó amablemente en su casa. El 26, dejamos Juliaca para emprender la última etapa de nuestro viaje, el tren salió a las ocho de la mañana y pronto aparecieron a nuestra vista valles cubiertos de vegetación y picachos cubiertos de nieve, llamas y alpacas. A las siete de la tarde la campana del tren anuncia que por fin entramos en el Cuzco. Llegamos a la estación, una multitud aguarda a los viajeros, antes de descender del coche nos sorprende una lluvia de flores que entra por las ventanillas, muchas caras nos miran sonrientes, lo cual manifiesta que vinieron por nosotras…
- Tres coches tirados por mulas están esperando a las viajeras… ¿Dónde nos llevarán?, por fin llegamos al templo de la Merced, que alegre emoción mientras cantamos él Te Deum, luego el P. Arteaga nos da la bienvenida en nombre de la Familia Mercedaria. Después nos llevan al Colegio Nacional de Educandas, dirigido por las Dominicas Misioneras, las cuales nos atendieron con gran amabilidad…
- Pensábamos que ya estábamos en casa, pero… todavía no, debíamos esperar dos días, que aprovechamos para visitar a Monseñor Yabar, Vicario General, quien estaba encargado de la Diócesis en ausencia del Sr. Obispo. Después de dos días llegó el ansiado momento de hacernos cargo del Asilo de la Infancia para cuya regencia habíamos sido llamadas.
- Habían pasado tres meses desde la salida de Barcelona, era el 29 de marzo. Asistimos a la Sta. Misa en el Templo de la Merced y pidiendo a Ntra. Sma. Madre nos infundiera santo celo, prudencia y gracia para hacer el bien a las almas que iban a sernos confiadas nos dirigimos al local del Asilo, acompañadas por varios Padres Mercedarios y de la Sra. Micaela de González, Presidenta de la Junta de Señoras que regían el Asilo y, de varias personas invitadas al acto de entrega.
- En uno de los dormitorios convertido en Salón de Actos nos esperaban los asilados acompañados por la Profesora Sra. Sabina y por las empleadas del Asilo. Después de los saludos de presentación, los huerfanitos entonaron un canto, seguidamente la Presidenta, haciendo una breve historia de la Institución, entregó el Asilo de la Infancia a la Comunidad de Religiosas Mercedarias. Hubo discursos, entrega de ramos de flores, poesías, etc…
- Por fin quedamos solas!!!. Bueno, con los huérfanos, niños y niñas que pronto dejaron la mirada hosca y recelosa y aceptaron agradecidos nuestros cariños. Después de servirles la cena y acostarles, las cuatro nos reunimos en la habitación que nos habían destinado: una pieza casi cuadrada, en cada ángulo había una cama, una silla y una mesita de noche y un palanganero con su jarra y palangana. Después de analizar nuestro aposento convenimos en que era preciso ponerle cortinas y a falta de otra cosa pusimos los cubrecamas para formar cuatro celdas; cambiamos impresiones de las que deducimos que la protección divina se nos había patentizado desde que salimos de nuestra querida Casa Madre. ¿Pruebas? la paz y la alegría de que gozábamos a pesar de la añoranza y de las privaciones.
- Amaneció el día 30, asistimos a la Sta. Misa en el pobrísimo templo de San Pedro, contiguo al Asilo ¡Qué templo Señor!, sucio, sin vidrios en los ventanales, el piso lleno de baches, el precioso retablo del altar mayor maltrecho y afeado por adiciones de varios estilos.
Acompañadas únicamente de una empleada, nos dedicamos al cuidado de nuestros niños y niñas los cuales se mostraban contentos y cariñosos…”
- La MEMORIA continúa interesantísima, con cantidad de detalles, y con expresiones de “las cuatro”, dignas de personas que viven en paz, con gozo, con ilusión y convencidas que lo que están haciendo, es sin lugar a dudas, la voluntad de Dios. No les anima nada más que buscar y hacer el bien a los niños internos y a las personas que se comunican con ellas.
Primera Misión en Perú
Hogar de Niñas San Pedro
Después de 98 años volvemos la vista hacia atrás y recobramos la memoria histórica institucional, entretejida a lo largo de estos años, es una historia de gozos y esperanzas, pero también de tristezas y angustias que ahora nos vinculan al pasado y nos lanzan al futuro. Como un Instituto de esperanza, pasado, presente y futuro se conjugan armónicamente: Pasado (memoria), Presente (vida y misión), Futuro (proyectos y utopías).
“Consolad al huérfano y a la viuda” (cf. Jr.7, 6), movidas por este mismo Espíritu nuestras hermanas: Mercedes, Rosa de Jesús, Ángeles de la Sgda. Familia y Rosario se lanzaron a un doble mar: al mar de la fe en el amor providente de Dios, que conduce nuestras vidas y al mar que separa los pueblos de Europa y América.
Como no podía ser otro el móvil, sino el de consolar a los niños huérfanos, las hermanas desde el mismo día se hacen cargo del Asilo con una entrega total, signo visible del amor gratuito, saben que amar gratuitamente a estas niñas huérfanas no es sólo amar lo que son, (que algunas veces es muy difícil si en ellas no se ve al Dios escondido y hasta desfigurado), sino también lo que cada una es capaz de ser, confiando siempre en ellas.

El Espíritu es el mismo: Liberar, redimir educando y promocionando a niñas privadas del hogar materno desde la infancia. Esta es la misión que les hace cruzar los mares. Ellas advierten la distancia existente entre el Proyecto de Dios sobre sus preferidos y la realidad en que éstos se encuentran. Es cuando se experimentan así mismas impulsadas y libres de ataduras para entregarse en cuerpo y alma a la tarea de eliminar la distancia entre el Proyecto de Dios y la realidad que encuentran. Desde el primer día asumen la misión con una entrega incondicional y un corazón limpio, capaz de amar con una libertad que crea libertad en los amados; así llegan a convertirse en la “madre” de aquellas niñas que carecen incluso de afecto maternal.
La tarea, como es de suponer, en los inicios fue una tarea difícil, el desafío estuvo en el diálogo entre culturas; el momento histórico de entonces tiene un peso dominante, se iba a tierra de misión, a convertir paganos, a ganar indios para la fe, esto condicionó, sin embargo, las hermanas lo supieron hacer, pues las niñas tienen, como todas nosotras, la fisonomía tanto del padre como de la madre.