Vida Comunitaria

  • La comunidad mercedaria misionera es un don del Espíritu Santo, comunión de fe, de vida y amor, y signo visible del amor unidad existentes en la Trinidad. El “ven y sígueme” dirigido por Jesús a cada hermana, nos convoca, une, complementa y nos hace partícipes de un mismo carisma.
  • La comunidad es lugar teológico de encuentro con Dios y con las hermanas donde se comparte visa y misión en un proyecto común. Nuestra fraternidad mercedaria es comunidad de providencia al estilo de Lutgarda; se alimenta con la palabra de Dios, la Eucaristía, la oración, la reconciliación, la liturgia de las horas y el amor filial a María de la Merced. Se apoya y crece en la acogida, diálogo, gratuidad, alegría, disponibilidad, amistad, afecto, respeto y aceptación de las diferencias. Esta realidad no se nos da hecha, implica un proceso de crecimiento personal y comunitario.
  • El testimonio de nuestra vida fraterna en comunidad es anuncio explícito de la fuerza transformadora de la buena nueva. “Toda la fecundidad de nuestra vida consagrada depende de la calidad de la vida fraterna en común”. Este amor fraterno, signo profético, nos impulsa a la misión. Como Instituto misionero manifestamos el amor redentor a toda criatura viviendo y anunciando la comunión entre los pueblos, las razas y las culturas.
  • Vida consagrada al Señor en comunidad fraterna que encarna la dimensión liberadora de los consejos evangélicos por el amor indiviso, la libertad y el compartir.
  • Estilo de vida manifestado en la acogida, libertad, sencillez, alegría, amistad y servicio que tradicionalmente nos ha caracterizado.